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Crítica de cine: ‘RoboCop’ (2014)

Entregamos una nueva reseña de película, en esta ocasión se trata del remake de RoboCop.

Uno de los estrenos cinematográficos más esperados para los amantes de la acción y ciencia ficción se estrenó en varios países del mundo, nos estamos refiriendo al remake de RoboCop.

La película original se mostró al público en 1987, fue protagonizada por Peter Weller como el policía del futuro. Veintisiete años después, Joel Kinnaman se pone en el lugar de Alex Murphy intentando rearmar una historia nueva, con una perspectiva diferente a la primera entrega.

Corriendo el año 2028 la gran compañía de robótica y tecnología OmniCorp planea dar seguridad en todas las calles de Estados Unidos utilizando sus robots de última generación. Los mismos podrían distinguir casos de amenaza o detectar personas inocentes, o con antecedentes y toda la imaginación en vigilancia que tiene la NSA que puedan imaginarse de forma dramatizada y llevada al extremo. Pero hay algo que las máquinas no pueden hacer, no pueden sentir.

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Es así como el CEO de OmniCorp decide colocar a un humano dentro de una máquina. Quería dar algo a la gente que adoraran, que se sintieran identificados y que pudiera tener características, instintos y cualidades que a los humanos nos distingue de “otras cosas”.

En un accidente, Alex Murphy estaba al borde de la muerte. Pero él es el elegido para llevar a cabo el proyecto. Dormido por bastante tiempo, Alex despierta y se encuentra en una situación totalmente anormal para él. Se mira y no se reconoce, o le cuesta creerlo.

El doctor Robert Norton (Gary Oldman) combina la inteligencia del cerebro humano con el hardware y software de la compañía para la que trabaja. A partir de allí Murphy comienza a ver y procesar gran cantidad de información en poco tiempo. Encuentra y localiza criminales a una velocidad impresionante, su cerebro está “revolucionado”… y sus sentimientos parecen ir desvaneciendo en contrapartida.

Es aquí cuando uno se empieza a interrogar: ¿Acaso un hombre puede transformarse en una máquina? ¿Quién tiene el control en sí mismo, su mente y corazón; o la tecnología? ¿Cuáles son la prioridades ante un humano tecnificado, los protocolos de trabajo o el rol de padre y esposo? ¿Pueden perderse los afectos, sentimientos y emociones?

Esas preguntas se van respondiendo a lo largo del film, sin dejar de lado la acción y la ciencia de por medio. Los crímenes se van resolviendo y “una pista” lleva a la otra. Es un proceso en cadena que se va descubriendo en un gran entramado, atrapante debido a su toque de drama; impactante gracias a la acción de por medio; futurista puesto que la ciencia ficción permiten cristalizarlo… pero, ¿Puede llegar a ser realista?

Como en todo film, o libro que leamos, ya dije anteriormente que se realiza un pacto de lectura. Y en este caso, lo vamos aceptando a medida que se nos presenta; pero es inevitable imaginarse más allá de él.

A pesar de las peleas, los disparos, las escenas de vértigo y las rivalidades; Alex Murphy termina respondiendo a todas las preguntas hechas anteriormente. Incluso hasta demuestra resultados que van más allá de la ciencia de ese entonces. Pero, lo más importante, termina tomando conciencia de sí mismo y puede decidir finalmente si es él o la máquina; si es RoboCop o su familia. ¿O acaso podría darse un doble panorama? Nada mejor para saberlo que ver el film por ustedes mismos. Ustedes son los deciden al final, no otras herramientas o recursos.

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